¿ Cuántos psicólogos se necesita para poder cambiar una lamparita?
- Uno, pero la lamparita tiene que estar convencida en querer cambiar.
¿ Cuántos psicólogos se necesita para poder cambiar una lamparita?
- Uno, pero la lamparita tiene que estar convencida en querer cambiar.
Se encuentran dos abogados y uno le dice al otro:
- ¿Vamos a tomar algo?
- Bueno... ¿de quién?
Le dice por teléfono una mujer a su esposo:
-Gordo, perdóname te di las pastillas para los nervios en lugar de las de la diarrea...¿cómo estás?
-Cagado...., pero tranquilo....
El presidente de gobierno decide salir a la calle y ver como está la situación en las escuelas y cárceles. Primero visita las escuelas y al llegar a la primera, el director, aprovechando la ocasión le comunica las carencias del colegio en cuanto a infraestructuras deportivas, sanitarias, docentes, recreativas, y como no, le pide dinero. El presidente toma nota de cada anomalía y después de meditar largo rato le dice al director:
Querido director, tu labor en este colegio es encomiable pues con la carencia de medios que tienes, estás sacando las cosas adelante y merece todo mi respeto tu labor, así como la de tus profesores; pero sabes que el país está pasando una crisis económica muy fuerte y tenemos todos que apretarnos el cinturón. Pero no te preocupes, aunque ahora no puedo darte el dinero que me pides, ten por seguro que en cuando tengamos algo disponible será para tu colegio. Y así pasa con varios colegios de esta ciudad. En esto que el presidente decide ir a ver la cárcel regional y pasa lo mismo, el director de la cárcel le indica las carencias del centro. Le pide dinero para poder comprar televisores para cada celda, para hacer una piscina y que los reclusos puedan tomar un baño en sus horas de asueto, para construir un edificio inteligente a fin de que los reclusos puedan pasar unas horas de intimidad con sus mujeres; para que los presos tengan un computador en cada celda a fin de poder estudiar una carrera a la que se apuntarán con matricula gratuita. El presidente se queda pensativo y le dice:
De acuerdo, te voy a dar lo que necesites para que realices todas las mejoras que me has pedido y más.
Mientras dice esto, imagínense al secretario del presidente con una cara de asombro de madre. Cuando de regreso, están el presidente y el secretario hablando en el coche del resultado de la visita, el secretario no puede más y, con todos los respetos, le pregunta al presidente:
- Señor presidente, ¿Cómo es posible que no tengamos dinero para ayudar a los muchachos de los colegios a formar su futuro, el futuro de nuestro país, lo más importante que tenemos y sin embargo, le haya dado ayuda al director de la cárcel?
El presidente pone cara de intelectual y le dice:
Mira, lo que es seguro es que jamás volveremos al colegio, pero a la cárcel, ¿Quién sabe?
Dos estudiantes de ingeniería estaban caminando por el campus cuando uno de ellos dijo:
- "¿De donde sacaste esa magnífica bicicleta?"
El segundo contestó:
- "Bueno, Yo estaba caminando por ahí ayer, pensando en mis trabajos, cuando una hermosa mujer apareció sobre esta bicicleta. Tiró la bicicleta al suelo, se saco toda su ropa y dijo: "Toma lo que quieras".
El segundo ingeniero cabeceó afirmativamente:
- "¡Buena elección! ¡La ropa probablemente no te hubiera entrado!".
Iba caminando por la calle un borrachito y se encuentra con su compadre, y éste al ver que el borrachito tenía las orejas a carne viva le pregunta:
-Pero, ¿qué te ha pasado compadre?
Es que a mi esposa se le ocurrió dejar la plancha prendida, y sonó el teléfono y agarré la plancha por equivocación.
-Pero, ¿y la otra? Y el borrachito le contesta:
El maldito imbécil volvió a llamar.
Al amanecer del 6 de octubre de 1789 una muchedumbre de mujeres y hombres disfrazados de mujer, portando cuchillos y garrotes, irrumpió por la fuerza en el palacio de Versalles, asesinando a los guardias que intentaban defenderlo. Buscaban al rey pero sobre todo a la reina María Antonieta. Querían “cortarle la cabeza… arrancarle el corazón”. El hambre asolaba a toda Francia mientras sus majestades ofrecían banquetes a sus amigos y la reina, envuelta en gastos y excesos en joyas, se disfrazaba de paisana para actuar en obritas de teatro en el Trianon.
La historia nos cuenta que ella salvó su vida, corriendo con sus hijos para refugiarse en los aposentos de su marido. Pocas horas después Luis XVI y toda su familia fueron obligados por la multitud enardecida a dejar Versalles para siempre y ponerse a disposición de la Asamblea Nacional en París. Ese día marcó un antes y después en la historia de Francia. Y del mundo.
El absolutismo real es cosa del pasado en la mayor parte del universo civilizado. Quedan países, sí, donde algún megalómano, psicópata, déspota y/o asesino aún pone en práctica la máxima de aquel otro Luis: “L’état, c’est moi” (El Estado soy yo).
Pocos ejemplos tan repugnantes como el monarca de Tailandia, que para transitar la pandemia alquiló 100 habitaciones en un hotel de lujo en los Alpes bávaros para instalarse con sus 20 concubinas; o el siniestro autócrata de Corea del Norte, en el cual el 60% de la población sufre represión y hambre mientras él vive en la opulencia.
Ahora, bien. Que una persona cualquiera tenga los medios de darse lujos dignos de un emperador y publicarlos en las redes sociales, cuanto mucho podrán generarnos indiferencia, envidia, desprecio. Pero cuando se trata de un gobernante, presidente, ministro, intendente de Lomas de Zamora, zar, Sha de Persia o rey de Francia, ahí sí. Como personas que creemos en el poder del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, no podemos quedarnos callados.
La austeridad no es un mérito en un gobernante. Es un deber moral. Es obsceno hacer gala de riquezas cuando en la esquina de tu casa hay gente que se muere de hambre. Es obsceno que justamente el país que acuñó la bella frase “liberté, égalité, fraternité” ofrezca una fastuosa cena con doscientos invitados al rey de Inglaterra y su mujer, cena que requirió la movilización de 8.000 gendarmes y policías como seguridad, al mismo tiempo que miles de migrantes africanos desahuciados y desesperados, se juegan la vida buscando una alternativa y mueren ahogados en el Mediterráneo.
Macron y Carlos III, en un ejercicio masturbatorio debidamente propiciado y bendecido por la cultura europea, se felicitan mutuamente y se regodean chocando las copas con el mejor champagne del Universo. No tienen tiempo, o ganas, de ocuparse de ellos. ¿Fraternité? Te la debo.
Obsceno es, en nuestras tierras, que una vicepresidenta hipermillonaria, amante de las carteras Louis Vuitton y zapatos Gucci y responsable del hecho de que su propia hija tuviera US$ 5 millones a su nombre en una caja de seguridad, levante la bandera de la izquierda y elogie al Che Guevara mientras esquilma a un Estado empobrecido y agónico en pos de cobrar 2 pensiones de privilegio.
¿Cómo es posible que hagan alarde de su riqueza o sus privilegios sin pensar en los que a duras penas logran -o no- sobrevivir?
Hay, claro, honrosísimas excepciones. Durante su período como presidente del Uruguay, Pepe Mujica continuó viviendo en su chacra de Montevideo junto a su esposa, dedicado al cultivo de flores y hortalizas. Donaba el 90% de su salario a ayuda social y su patrimonio consistía en un par de autos viejos y algún tractor. Dijo Mujica en alguna entrevista: “Yo no soy un presidente pobre. Yo no vivo con pobreza, vivo con austeridad. Pobres no son los que tienen poco, pobres son los que quieren mucho”.
Maravilloso ejemplo. Eso, Monsieur le Président, se llama “fraternité”. Eso, Cristina e Insaurralde, y todos los que se llenan los bolsillos en la función pública y encima lo exhiben impunemente, se llama dignidad.
Alejo Laclau
La maestra le dice a Jaimito :
¿A ver Jaimito, digame dos pronombres ?
- Quien ? Yo ?
Muy bien... Muy bien!!!.
Hugo Chávez fue a visitar una clase de 4to. Grado de una escuela primaria. Su llegada se produjo durante una discusión acerca de las palabras y sus significados. La maestra preguntó al Presidente si le gustaría participar en la discusión sobre el significado de la palabra "tragedia". Entonces, el ilustrado líder pidió a la clase un ejemplo de "tragedia".
Un pequeño niño se paró y dijo:
- Si un amigo mío esta jugando en la calle y lo atropella un auto, eso es una tragedia.
- No. Eso sería un accidente.
Una pequeña levanto su mano y dijo:
- Si un bus de transporte escolar se desbarranca en un precipicio, muriendo todos sus ocupantes, eso sería una tragedia.
- Me temo que no. A eso podríamos llamarlo una gran perdida.
El silencio creció en el aula. Ningún otro alumno se animó a dar una respuesta. Chávez los instó a continuar, diciendo:
- ¿Es que no hay nadie que pueda darme un ejemplo de lo que es una tragedia?
Finalmente, en el fondo de la clase, un pequeño muchacho levanto su mano y con voz muy tenue, se animó a decir:
- Si el avión presidencial está transportando al Sr. Presidente y a todo el Gabinete y un misil lo destruye, haciéndolo añicos, eso sería una tragedia.
- ¡Fantástico! - dijo Chávez - Eso está muy bien. ¿Y podrías decirme por qué eso sería una tragedia?
- Sí - dijo el chico - Porque, en primer lugar, no sería un accidente y en segundo lugar, tampoco sería una gran pérdida.
- Quiero decirle que estoy enamorado de su hija, y no es por el dinero...
- ¿Y de cuál de las cuatro?
- Ah pues.., de cualquiera.